Odiado enemigo

Odiado enemigo…
Te declaré la guerra,
Desde cuando vencí el miedo
En mi Señor crucificado.

Tú eres la plaga oscura,
Desde que mi Dios te quitó los honores.
Ahora, ya no entiendes
La paz del canto con instrumentos de cuerdas.

“Hierba mala” te está llamando el pueblo,
Porque solo tú encuentras gozo
En los malhechores,
Cuando salen a romper las flores
Y para poner las trampas
A aquellos que anuncian por la mañana y la noche,
La gran fidelidad de su Dios.

Prometes cosas bajo tus rotas alas
Ensuciadas de mentira…
Solo cumples tus adivinanzas con insolencia,
Siendo el cuñado de los fanfarrones,
Para engañar a los que no tienen peso
En el santo cántaro,
Que se encuentra antes de entrar
Por la puerta que se llama Jesucristo.

Odiado enemigo…
Fuiste vomitado y castigado eternamente.
¿Ahora especialmente quiere engañar
“A los que florecen como las palmas,
En los atrios de nuestro Dios?” Sal 92:12-13
Para burlarte después…
Cantar con gritos su derrota.

Pueblo…!te habla tu Dios!
En muchas maneras puedo exhortarte con palabras,
O portarme contigo como Padre,
Usando la vara del perdón.
Entiende que un manzano…
Nunca tendrá cerezas.
“El que tiene oídos, oiga lo que dice el espíritu.”
Así que, odiado enemigo…
¡Ya perdiste la batalla!
Que cante el shofar.