¿Quién nos separara de ti Señor?
¿Las celdas con sus desgarrados y fríos muros?
En donde Ceausescu y otras fieras en el mundo,
Encerraban a los que querían alabarte,
Soportando la demencia del enemigo,
Viéndote a través de los barrotes.
Confiándote sus vidas hasta la muerte.
Señor, no quiero llorarte los sacrificios de mis hermanos…
Con sus lágrimas.
Solo quiero agradecerte,
Que tú fortaleces al que confía en tu nombre.
Puede venir el hambre, espadas o leones,
Para abrir en mi goteras, queriendo vaciar mi copa…
Tú me impermeabilizaste con tu amor,
Saliendo por las gárgolas ungidas mil tormentas, hasta mas,
Porque yo tranquilo habito debajo de tus alas.
¿Quién nos separara de ti? ¡Nadie!
Puede comerse las uñas nuestro enemigo,
Esperando en estos tiempos,
Cuando el amor se enfría cada día mas,
Usar la criptonita del engaño
Para debilitar a tus queridos santos,
Porque sabe que cuando hay algún estéril dentro del rebaño…
Muchos se desploman a sus pies vencidos.
¡Pongan atención hermanos!
El diablo nos quiere separar de Cristo,
Asfixiando nuestra certidumbre del lugar que ocuparemos,
Teniendo derecho al árbol de la vida.
¿Quién nos separara de ti Señor?
Satanás, puedes pavimentar mis brazos con amenazas,
Queriendo estrenar en mí tus temores…
Nunca hundirás en mi pecho tus puñales,
Queriéndome llevar en donde tienes tu trono.
¿Quién nos separara de ti Señor?
Señor, mi amado, mi padre… ¡escúchame!
Escucha a tu pueblo, a los que hacen caso de tus profecías,
Pruébanos con tu fuego si deseas.
Nutre, engendra en nosotros la cuna donde se encuentra Cristo…
Para que nunca, nadie, nos separe de ti.